Acompaña y comprende el juego en educación infantil

El juego es una necesidad vital y una forma esencial de expresión y aprendizaje en la infancia. Acompañar el juego significa comprender su lenguaje, sus etapas, su profundidad y su enorme valor pedagógico.

En este curso, te proponemos un recorrido por las múltiples dimensiones del juego infantil, desde una mirada respetuosa que pone en el centro a la infancia como protagonista de su desarrollo. Reflexionaremos sobre cómo el juego simbólico, motor, sensorial y social favorecen el crecimiento integral, y cómo el adulto puede acompañarlo sin interrumpirlo, sosteniéndolo con presencia, escucha y disponibilidad.

Al finalizar el curso, podrás:

• Comprender el valor del juego en el desarrollo cognitivo, emocional, motriz y social.
• Identificar las diferentes formas de juego según la etapa evolutiva.
• Reflexionar sobre tu papel como adulto acompañante del juego.
• Diseñar espacios y tiempos que favorezcan el juego libre, simbólico y espontáneo.
• Fomentar la creatividad, la autonomía y la cooperación a través del juego.
• Observar el juego como herramienta para conocer al niño y adaptar la propuesta pedagógica.

El curso se compone de los siguientes temas:

El juego como necesidad y derecho en la infancia.

Teorías del juego y etapas del desarrollo lúdico.

El adulto que acompaña: presencia, actitud, intervención y límites.

Ambientes de juego: materiales, espacios y tiempos.

La observación del juego como herramienta pedagógica.

Reflexión sobre la práctica y diseño de propuestas lúdicas.

Educadores/as de educación infantil (0-6 años).

Estudiantes de magisterio, pedagogía y psicología.

Coordinadores/as pedagógicos.

Familias interesadas en una mirada respetuosa hacia el juego.

Una vez completado el curso, recibirás un certificado de aprovechamiento, útil como formación continua en el ámbito educativo.

Este curso es una invitación a revisar tu práctica desde el juego, conectando con tu infancia, con tu capacidad de observar y con el deseo de acompañar de forma coherente, amorosa y respetuosa. Porque cuando los niños juegan libremente, están construyéndose a sí mismos. Y cuando un adulto los acompaña con consciencia, el juego se transforma en vínculo, en confianza y en aprendizaje verdadero.